«¿A dónde van las palabras que no se quedaron?
¿A dónde van las miradas que un día partieron?
¿A dónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿A dónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿A dónde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿Acaso nunca vuelven a ser? ¿acaso se van?
¿Y a dónde van? ¿a dónde van? «
Los amigos son como un rompecabezas en el cuerpo. Ganas amigos, mayor cantidad de piezas tiene el rompecabezas. Pero, cuando los pierdes, no se reduce el rompecabezas, simplemente queda un hueco, una pieza perdida, una amistad hecha polvo.
Hace unos días dije «adiós» para saludarte sólo con la mirada. Para ver desde lejos la pieza que he perdido. A la distancia me saludas, yo lo sé. Y a la distancia, yo también te digo «hola». Quisiera saber cómo estás y si necesitas mi ayuda. Yo creo que también necesito la tuya, en algunos momentos. Hay momentos donde sólo necesito nuestras bromas, nuestros chistes, nuestros recuerdos, incluso, nuestro silencio, pero silencio de amigos, no de extraños.
Eres una pieza importante en mi rompecabezas y no te necesito para simplemente armarlo.
Hace unos días perdí una pieza de mi rompecabezas.
Te extraño, amigo.